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martes, 25 de septiembre de 2012

Los Araguaneyes

De las heridas de Cochon brotaba un pus verde y espeso.El perro lo había mordido muchas veces  era un animal grande y triste que nunca había mordido a nadie, su dueña la señora de la casa vieja ahora lo tenia amarrado por si acaso.

Cochon el loco del pueblo hacia su ruta diaria de su rancho a la plaza en aquel pueblo seco de calles de tierra, le habían puesto un poco de sulfa en las heridas de donde salia el pus verde y espeso. Las gotas caían en el suelo y dejaban manchitas redondas  que seguían las huellas de sus enormes alpargatas gastadas.

A la semana se murió Cochon tan hinchado que tuvieron que romper la puerta del rancho para que saliera .Lo enterraron algunos vecinos envuelto en su cobija en una fosa que regalo el prefecto, Ese día llovio después de cinco años, debido a la lluvia casi que lo tiran en el hoyo ni que hablar de las paladas de tierra, fueron tan pocas y sin apisonar como las oraciones.Esa noche también murió el perro de la señora de la casa vieja.

La lluvia se fue a los dos dias y el pueblo quedo tan triste como antes . Luego al tercer día, de las gotas de pus comenzaron a nacer unos brotes que a la semana ya median un metro ,eran unos arbolitos muy verdes de hojas lanceoladas. Cubrieron la calle y los dejaron crecer, no era para menos en aquel pueblo tan seco . Hoy después del tiempo la calle no existe, es una larga fila de Araguaneyes  que recorre la ruta de Cochon a la plaza y sus semillas se han regado en todas direcciones. Ahora la lluvia visita con frecuencia a los Araguaneyes y ya la gente no llama al pueblo, pueblo seco. Lo llaman amarillo por los Araguaneyes.

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