Cuando comienza a aclarar el día, el audaz canario entra sin permiso por la puerta abierta, se posa en un mueble de mi sala,con altivez me mira con sus ojillos negros por encima del hombro de su ala, canta unas notas cortas y aparece su compañera, también es amarilla con reflejos rojizos y aires de condesa Italiana. Ella con trinos de soprano le reclama .El solo calla y vuela hacia la calle, se van los dos ,dentro de mi algo me dice que mi presencia ni mi casa fueron del agrado de tan estirados e inesperados visitantes.
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