El gallo mudo
Mientras los demás gallos
cantaban en la madrugada, el gallo mudo de la viuda Virginia batía
sus alas con fuerza y de lejos parecía que cantara. Virginia creía que el gallo
no cantaba porque siendo un pollito se había comido un alacrán y el insecto le había
envenenado el canto para siempre.
Después de algunos años
todos los gallos de aquel tiempo habían muerto, algunos en la mano certera de
Virginia que los cocinaba los domingos rellenos de yerbabuena, cebolla y perejil,
el olor delicioso de la comida llegaba hasta la iglesia y hacia que los fieles
cayeran en el pecado de la gula en medio de la Eucaristía. Los otros gallos habían
muerto de viejos. Imperturbable todas las mañanas seguía batiendo sus alas
aquel gallo desplumado y senil que cantaba en silencio. En la cama solitaria de
viuda, vio llegar su gravedad Virginia como quien espera una visita inoportuna.
Sin fuerzas, sin ganas de
vivir languidecía hora tras hora .En su ultima madrugada veía nubladamente a través
de la ventana de su cuarto como aquel gallo viejo de siempre Comenzaba a batir
sus alas, y entonces con el asombro grande de los niños, Virginia escucho con
el alma el canto mas hermoso que había escuchado nunca ,en tonos perfectos y
claros aquel gallo mudo y viejo Canto con sentimiento el canto de los gallos
,el eterno tributo ancestral a los amaneceres y las auroras.
En el rostro pálido de Virginia fue iluminado
por una ultima sonrisa, y se llevo como ultima imagen de este mundo la
figura esquelética de su querido gallo mudo. El animal vivió unos días más y
luego se fue al cielo de los gallos donde debe de estar, cantando para
siempre.
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