Cuestión de identidad
No tuvo suerte al nacer Teófilo
Hernández, con eso de la identidad, al nacer por un error de la enfermera, fue
cambiado de cuna y también de familia, asi creció en un hogar de gente de piel
Clara siendo el mulato, lo que por un tiempo produjo horribles pensamientos en
su padre.
En la escuela confundían a cada rato
sus notas con las de Pánfilo Fernández el genio de la clase, y así Teófilo
hasta llego a sacar veinte en matemáticas, el que veía iguales el uno y
el siete. También un día vio como su noviecita se besaba con otro moreno en una
plaza, cuando le reclamo ella dijo, es que el es igualito a ti pero besa
mejor y así ella lo dejo por el otro.
Cuando estuvo ya hombre fue al cuartel y a menudo
lo confundían con otro soldado de muy mala conducta: En dos años solo salió dos
veces de permiso. Nunca se caso Teófilo para evitar que lo siguieran
confundiendo en asuntos de paternidades, en su trabajo de maestro de albañiles
a veces le pagaban por casas, que el nunca había hecho.
Y así llego a viejo, demoro años en cobrar
la pensión del seguro social, pues le decían que había otro con su mismo nombre
y su número de carnet de identidad. Pacientemente llevo su cruz de ser
permanentemente cambiado por otros hasta el día que murió, tal vez de un
infarto que no era para el.
Sus familiares lo velaron en una funeraria
grande, ese día había varios funerales, y en el momento de llevar a Teófilo
a su última morada, se confundieron las carrozas fúnebres. En el cementerio los
familiares de Teófilo enterraron a otro muerto entre lágrimas y flores. Teófilo
descansa para siempre en una tumba que dice: Aquí Yace Pablo Camacho. Nunca
sabremos si Teófilo fue al cielo, lo más posible es que también allí lo hayan
cambiado por otro.
De Juan Francisco Lara Fernandez
De Juan Francisco Lara Fernandez
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